La semana pasada fueron días especiales en el laboratorio de Lauaxeta. Los y las estudiantes de Bachillerato dedicaron parte de su jornada a compartir su conocimiento con el alumnado de Primaria, guiándolos en una serie de experimentos científicos. Una experiencia enriquecedora para ambas partes, donde la ciencia ha servido de puente entre distintas etapas educativas.
Para los más pequeños, ha sido una oportunidad única para descubrir la magia de la ciencia de una forma práctica y divertida. Han podido observar reacciones químicas, explorar fenómenos físicos y entender principios científicos de manera cercana y visual. Más allá del aprendizaje académico, esta experiencia les ha permitido desarrollar su curiosidad, aprender a formular preguntas y perder el miedo al laboratorio.
Por otro lado, el alumnado de Bachillerato también ha aprendido mucho en este proceso. Explicar conceptos a otros requiere comprensión profunda y la capacidad de comunicarlos de manera sencilla. Además, han desarrollado habilidades como la paciencia, la empatía y la capacidad de liderazgo. Convertirse en mentores por un día les ha ayudado a valorar su propio aprendizaje y a descubrir que enseñar es, en sí mismo, una forma poderosa de seguir aprendiendo.
La enseñanza no es unidireccional, sino un proceso en el que todos y todas ganamos. ¡Esperamos repetir la experiencia pronto!