La música siempre tiene ese poder especial de despertarnos emociones profundas. Si además cantamos en nuestra lengua, en nuestro idioma, y revivimos canciones propias de nuestra cultura lo que experimentamos va más allá de la alegría; es como un abrazo cálido que de alguna manera nos reconforta el alma.
Ayer, en la ikastola, tuvimos la suerte de contar con Inun, un antiguo alumno que nos regaló una tarde inolvidable con su guitarra y su voz.
Si añadimos a la escena un tiempo y luz primaveral, un montón de árboles rebosantes de hojas que bailaban con el viento y alumnos y alumnas que se agarraban del hombro para corear las canciones, podemos decir que casi seguro el día de ayer perdurará en su recuerdo por mucho tiempo.
Es importante valorar y celebrar estas experiencias que nos conectan con nuestras raíces, que nos hacen sentir parte de algo más grande que nosotros-as mismos-as. Vincular emocionalmente el euskara con momentos y emociones positivas.
Euskaraz biziz, abestuz eta mintzatuz!